miércoles, 27 de mayo de 2015

El espejo!







Me despierto, no he dormido bien, apenas unas cuantas horas que no llegan a ocho...  me levanto apurado porque si no me quedo durmiendo todo el rato... me dirijo al baño, me lavo el rostro... no he amanecido con mi mejor semblante... me lavo el rostro. Vuelvo a mi habitación... busco entre mi ropa una que me ayude a mejorar mi ánimo... no hay ni una. No importa qué me ponga, todo me sienta mal... ni ropa clara ni oscura... no hay ni una. Elijo cualquier prenda... estoy apurado.

Me he puesto cualquier ropa al azar... vuelvo a dirijirme al baño, me veo de nuevo en el espejo... nada ha cambiado, sigo viéndome igual. ¿Por qué me corte el cabello? ¡Qué feo me ha quedado! Salgo del baño, me dirijo a la cocina... un desayuno rápido y a la calle... hoy la palabra breakfast tiene sentido... tomo algo ligero, salgo a la calle. Voy caminando a la parada de bus... hay brillo solar, no me gusta... mi día está gris. Espero el primer bus que me lleve a mi destino... llega uno, lo dejo pasar... llega otro, igual; no quería salir de mi cama hoy. Llega el tercero, lo tomo.

Pago el pasaje y busco un asiento, no hay... ¡Mierda! Tendré que viajar parado. Veo a la gente a mi alrededor, hay un muchacho... vaya, qué cabello tiene: es castaño y ondulado; él es alto y delgado... es guapo. ¡Dios, cómo me gustaria verme como él! Se le ve seguro de sí... su mirada es seria, pero eso no le quita cierto encanto. Me comparo... no debería hacerlo, pero lo hago. Me gustaría amanecer y ver a otro en el espejo, no es posible, lo sé; pero soñar no cuesta nada. El muchacho se baja... adiós chico guapo, capaz nunca te vuelva a ver. Después de unos minutos, y sin más preámbulos, llego a mi destino.

El día ha transcurrido... ha sido tedioso en comparación... nada nuevo ni nada igual... es solo que no me he sentido bien el dia de hoy. He ido al baño un par de veces... me he visto en el espejo cada vez... sigo viendo al mismo chico... chico que no es tan chico... que no es hombre, pero tampoco niño. En ninguna de las oportunidades algo ha cambiado... del chico soñador y risueño no hay nada... sólo queda ese muchacho que esconde su fastidio tras un rostro serio. El día se ha vuelto noche... es hora de retornar a casa... antes de salir vuelvo a ir al baño y en aquel espejo sigo viendo al mismo... el mismo.

Camino por la calle, hay mucha gente... todos apurados por llegar a casa... soy el único que no lo quiere hace. El día ha pasado, la noche ha llegado. Camino en sus penumbras como regocijado ... en ella encuentro mi camino. Me esconde de lo que soy... de lo que puedo llegar a ser. Ya no hay reflejo alguno que me impida disfrutar de su mágica soledad. El dia ha pasado, se ha hecho de noche... llego a casa cansado, igual de desganado. No hay nada que me anime... nada. Recibo una llamada... un número esperado... una llamada de atención para dejar de divagar a mi ancha. Contesto... una voz conocida comienza a hablarme... no era la que esperaba, pero sí la que necesitaba.

Tras una breve conversación, cuelgo. No hemos hablado de algo que no supiese... no ha animado mi ya bajo ánimo; me dejo caer sobre mi lecho... cierro mis ojos y regreso a mi mundo sereno; ese mundo del cual yo sólo soy dueño... donde nadie más puede entrar sin mi consentimiento. Una voz llama a mi puerta, sin abrir los ojos, le respondo de mala manera. La voz sigue llamando a mi puerta, logra que abra los ojos aún sin ganas y me levante de esa cama.

Luego de un rato vuelvo a entrar a mi cuarto... debo cambiarme de ropa, esa ropa que elegí esta mañana sin pensar... que me ha estado acompañando durante todo el dia... que pese a lo impecable que ha estado, no logró hacer nada para cambiar mi estado de ánimo. Es hora de enfrentarme, por ultima vez, a aquel enemigo que tengo en casa... que me sigue a donde quiera que vaya... del cual no me puedo esconder... del cual no puedo correr... no hay forma, no hay manera.

Suspiro y me dirijo a él... me veo reflejado en sus cristales... veo la misma mirada que vi desde que amaneció... el mismo cabello, el mismo rostro, los mismos ojos. Veo mi cuerpo y sigue siendo el mismo de esta mañana, nada ha cambiado. Mi cuerpo también está cambiando, ya empieza a envejecer. ¡Mierda! ¿Por qué pienso así? Mis pensamientos son el mañana de hoy, ¿por qué pienso así? Fácil se dice, difícil se hace. Vuelvo a centrar mi mirada en mis ojos y en ellos trato de ver algo bueno que pasó el dia de hoy. Un breve pensamiento viene a mi mente... es pequeño, pero poderoso... una leve sonrisa se dibuja en mi rostro. Me lavo la cara, salgo de ahí... voy a mi cama, apago la luz, me acuesto... y me teletransporto a mi mundo de nitidez.

Ya amaneció. Me despierto apurado... no he dormido bien, apenas unas cuantas horas que no llegan a ocho...  me levanto porque si no me quedo durmiendo todo el rato. Me dirijo al baño, me lavo el rostro... vuelvo a mi habitación... busco entre mi ropa una que me ayude a mejorar mi ánimo... elijo una cualquiera... estoy apurado. Antes de salir me veo en el espejo del baño... sigo estando igual... no, esperen, una leve sonrisa se asoma entre mis labios. Me quedó asombrado... me detengo unos minutos... ¡Mierda! No tengo tiempo. Salgo del baño, me dirijo a la calle... llevando conmigo esa sonrisa en mi semblante!


3 comentarios:

  1. Justo así me sentía hoy, pero sabes qué? Todo es cuestión de recordar lo que dice Latrice Royale: "Get up. Look sickening. And make them EAT IT!"

    Y si no sabes quién es búscala en google

    Saludos :)

    ResponderEliminar
  2. aveces uno se cansa de tenerse puesto, solo es cuestion de sacudir los polvos y olearse
    jeje
    esa sonrisa me da esperanza :)
    beso

    ResponderEliminar
  3. Ese amigo y enemigo que nos observa tiene mal la vista, a veces nos ve bien y a veces nos ve mal. La sonrisa... siempre la más sincera de las que puedes encontrar.

    Saludos, amigo.

    ResponderEliminar