lunes, 18 de julio de 2016

Adiós mi Topaze!





Cómo empezar este post... no lo sé. En sí, debí escribirlo hace tiempo... quise hacerlo, pero no hubo el tiempo. Hace más de 14 años, mi hermano trajo a la casa una cachorra que al principio pensamos que era macho, pero era hembra. Una señora, en el colegio que estudiaba, la estaba regalando... tenía más o menos mes y medio. Según cuenta mi 'vieja' (madre), mi hermano le rogó para quedarse con ella... inclusive amigas del colegio también le decían para que se queden con el perrito. Mi 'vieja' aceptó y la trajeron a casa.

Desde el principio, tuve un fuerte cariño hacía ella... pese a que ya había otra perrita en la casa... era noble, sus ojos eran azules (que luego cambiaron a verde y finalmente, marrones al crecer). Raza, cruce de labrador con boxer... en sí, ni la señora sabía... pero era igualita a un labrador, sólo que su cara era dulce y un pelaje fino. Pasó a tener diferentes nombres hasta que se quedó con Topaze (pronunciado 'topas') en honor a la perrita que mi madrina de Estados Unidos había tenido y había fallecido en esos tiempos.

Tenía una energía barbara... corría de un lado a otro (la casa tenía un gran patio). Justo era la temporada navideña, recuerdo, botó el árbol de navidad una vez... se hizo en el 'nacimiento' (pesebre, belén)... y a medida que iba creciendo, hacía más y más locuras. No sé por qué, le gustaba matar a los ratones con su pata y luego los llevaba a su cama. Perseguía a las palomas y le ladraba a los gatos cuando éstos pasaban por el tejado. También se acostumbró a ladrar cada vez que tocaban el timbre de la casa... y se 'echaba' (acostaba) al lado de la puerta como quien viendo la calle por debajo. Eso sí, llorona como ella sola... para todo lo que quería, empezaba a llorar como pidiendo que le des de comer, la hagas salir, etc.

Pasaron los años y ella empezó a dejar de hacer ciertas cosas; pero nunca perdía esa candidez y nobleza característica. Nosotros, mi familia (entiéndase como padres y hermanos), nos mudamos de la casa de mi abuela a un departamento o apartamento, como quieran llamarlo, y la dejamos porque no tendría espacio para ella correr, además que ya tenía 10 años y no se iba a acostumbrar. Pero siempre íbamos a verla. Mi padre nunca dejó de dar dinero para su comida o medicamentos cuando se ponía mala. A veces la llevábamos a nuestra nueva casa para que se quede un día, pero ella quería siempre regresar a la casa que conocía.

La otra perra que había en la casa, murió, y ella se quedo un tiempo siendo el único animal de la casa... la consentida. Tiempo después, hace dos años aproximadamente, mi prima trajo otra cachorra a la casa (de mi abuela). Ésta sí era labradora neta y Topaze un poco que al comienzo se ponía celosa; pero después se acostumbró a ella y la adoptó como una nieta, como decíamos, por la diferencia abismal de edad. La nueva cachorra era la loca y Topaze era la perra más calmada y más centrada. Yo, cada vez que iba, siempre le hacía cariño a ambas... aunque claro, la otra por ser más cachorra buscaba jugar y Topaze, descansar.


Tantos apodos le puse...
pero el que más me gustó...
fue decirle Potas!


El tiempo pasó y a Topaze le empezaron a salir pequeños tumores benignos en su pancita. Por la edad avanzada que tenía, no se le operó porque era riesgoso... mas bien tratamos de darle calidad de vida. Pero a fines de junio, ella empezó a sentirse mal... yo fui a verla y su pancita la tenía hinchada. No quería comer, sólo tomaba agua. Le hicieron una radiografía y salió que ella tenía un tumor en el bazo y una infección en el útero. Operarla, dijeron los veterinarios, era complicado porque podía morir en la operación. 

Hasta ese fatídico domingo 3 de Julio que ella amaneció mal, pero bien mal... empezó a llorar de dolor. Tuvieron que darle un medicamento para calmarle, pero le calmaba un rato y luego el dolor volvía. Yo fui a verla, estaba acurrucada debajo de una silla del patio... me tiré al piso con ella y la abracé fuerte. En un carro, la llevamos a un veterinario más cercano. Llamé a mi madre y hermanos para que vayan al lugar porque, todo daba a entender, que Topaze se iba.

Llegamos al lugar, yo con mi tío quien la tenía cargada... tuvimos que esperar porque había un paciente en consulta. Llegó mi madre con mis hermanos... la abrazamos, le dimos besos... ella estaba fría, pero tranquila. Al momento de entrar a la consulta, entraron sólo mi tío y mi hermano, por ser su dueño. Le dijeron lo mismo que ya habían dicho los otros doctores y que lo mejor era dormila para que no sufra. Llegó mi padre, después mi tía con mi prima y mi primo... luego mi otra prima con su novio. Toda una familia dentro del consultorio para darle el adiós a quien fuera la consentida de la casa.

Mi hermano no quería dormila... en sí, nadie quería... pero como le dije, ella se iba ese día... era lo mejor para que no sufra ya que la infección en su útero había empeorado. Él firmó el acta... y estuvimos con ella para que no se sienta sola. Primero la sedaron, luego la anestesiaron y finalmente, la durmieron. Mi tía había llevado su frazada y con ella la cubrieron para llevarla a la casa en medio de un llanto tremendo. Mi tío cabo un hoyo al lado donde estaba enterrada la otra perrita y ahí la colocaron. 

Realmente fue muy triste... fue un mismo funeral... todos tristes, hasta mi padre lloró y él es bien difícil que llore. La otra perra sigue en la casa, y al comienzo sintió la ausencia de Topaze, pues según nos dijeron, aulló cuando la llevamos a Topaze al veterinario. Ahora ella es la alegría de la casa, pero aún se siente el vacío de Topaze. Yo cada vez que tenía una desilusión amorosa (o sea casi siempre jaja), la abrazaba y decía "tú sí me quieres, no como (nombre del susodicho)"

Hoy, tengo la necesidad de abrazarla... pero no está. Quedan los buenos recuerdos, pues fueron 14 años y medio junto a ella. Un poco resentido con Dios, con la vida... por la manera tan injusta de cómo se fue... pero a la vez agradecido por haberme concedido tener a ese ángel perruno. La extraño, pese a que ya no vivía con ella, la extraño. Cada vez que estaba lejos, era a quien más extrañaba y ahora con más razón. 

A tu memoria Topaze... gracias por haber sido la mejor perra del mundo... y por haberme dado esos 14 años de tu vida. Te quiero mucho, mucho, mucho... y siempre lo haré. Donde quiera que estés, acompáñame y cuídame que sé que algún día te volveré a ver. Te quiero mi sonsa, te quiero mucho mi Topaze.


"I'll be there"



Descansa en paz, Topaze (2001-2016)

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